Gestión de la Ira en Adolescentes

La adolescencia es un periodo en el que los jóvenes viven intensamente sus emociones. Lo más habitual es que tengan dificultades para gestionar sus emociones. Por ello, es una etapa en la que las emociones como la rabia o la ira pueden descontrolarse fácilmente.

En la mayoría de los casos los adolescentes no piensan en las posibles consecuencias de sus actos, por lo que llevan a cabo acciones muy impulsivas sin tener en cuenta las consecuencias de su comportamiento y como afectan sus acciones a otras personas.

¿Podemos hacer algo? Podemos y debemos. Toma nota de algunos consejos prácticos para ayudar a los adolescentes a gestionar la ira que encontrarás en esta página.

¿Cómo controlar los ataques de ira y agresividad en Adolescentes?

Esta es una de las preguntas más frecuentes que realizan las familias con hijos preadolescentes o adolescentes. Actualmente, muchos adolescentes muestran dificultades o problemas para gestionar la ira. Esto tiene consecuencias muy negativas en la vida de los jóvenes y sus familias, ya que provoca numerosos problemas en sus relaciones sociales y familiares. Además, origina un gran malestar emocional en el joven, influyendo sobre su autoestima e identidad.

Aprender a gestionar las emociones desde esta época de la vida facilita el descubrimiento personal y social de la persona, y propicia su desarrollo de forma adecuada.

Te proponemos 5 acciones para aprender a gestionar la ira en adolescentes:

Reconocimiento de emociones

En primer lugar, para gestionar la ira, es fundamental aprender a reconocer nuestras emociones. Para ello, se recomienda enseñar al adolescente los signos físicos, psicológicos y conductuales de la rabia.

Síntomas de Ira en adolescentes

Cuando sentimos rabia, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios. En definitiva, el cuerpo se activa, el ritmo cardíaco aumenta, la respiración se acelera, los músculos se tensan y el flujo sanguíneo se dispara. Enseñarles estos signos físicos puede ayudar al adolescente a reconocer que está sintiendo.

Por otra parte, la ira aparece cuando el adolescente siente que ha sido injustamente tratado o, en otros casos, cuando aparecen obstáculos que interfieren en la consecución de metas importantes para él.

Aceptar la ira

Una vez que se ha reconocido la emoción, es fundamental aceptar la ira y la rabia para aprender a gestionarlas. De lo contrario, reprimir lo que el adolescente siente podría desencadenar situaciones de rabia incontrolada. Es habitual que en estos casos el joven guarde y acumule toda su rabia e ira, expresándolas en un futuro de forma descontrolada.

Se recomienda crear un clima en la familia en el que el adolescente pueda mostrar todas sus emociones, tanto aquellas más agradables como las que provocan malestar en él, como la rabia y la ira. Expresar nuestras emociones nos facilita un mayor autoconocimiento, por lo que el adolescente, en esta etapa de descubrimiento personal, se ve especialmente beneficiado.

Aprender a conocer los factores desencadenantes de la rabia

Un aspecto muy importante es aprender a reconocer los factores que desencadenan las emociones de rabia e ira. Facilitar que el adolescente reconozca cuál es el motivo de su ira puede ayudarle a enfocarse en este asunto y tomar una perspectiva diferente de la situación. Es decir, puede favorecer que el joven piense acerca del detonante y reflexione acerca del verdadero impacto e importancia que tiene el desencadenante de la emoción en su vida.

Reflexionar acerca de las consecuencias de la ira

Una vez que el joven ha detectado que ha desencadenado la rabia, es fundamental que reflexione acerca de las posibles soluciones ante ese conflicto y sobre las consecuencias de cada una de las posibles acciones.

En muchos casos, cuando algo nos molesta llevamos a cabo una serie de comportamientos y pensamientos, dirigidos por la rabia, que resultan muy agresivos e impulsivos. Reflexionar acerca de las posibles soluciones del problema y sobre las consecuencias de cada una de las soluciones, permite al adolescente afrontar la emoción de la forma más adecuada.

Técnicas de relajación

Practicar alguna técnica de relajación ayuda a gestionar las emociones tanto en niños, como en adolescentes y adultos. Las técnicas de relajación permiten que el adolescente se relaje ante estas emociones tan intensas y favorece que la mente recupere el control ante las emociones de ira y rabia. Las técnicas de relajación no solo ayudan a que el adolescente gestione estas emociones, sino que le ayuda a gestionar todo tipo de emociones.

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